
Nos dicen las inquietas, las incomprendidas, las inestables…las incómodas que provocan replanteamientos existenciales al salirse de la caja. Pero lo único cierto es que las nómadas somos las independientes de todo menos del movimiento.
Las nómadas vamos de un lugar a otro cuando buscamos respuestas…y también cuando las encontramos. A veces viajamos con un objetivo claro y por una temporada, otras solo empacamos el rompecabezas para armarlo en cada parada.
Las nómadas sabemos perfectamente de dónde partir pero no siempre en dónde terminar. Planeamos, organizamos, y soltamos el control cuando vivimos el momento.
Las nómadas viajamos con nosotras mismas, en pareja, con amigxs, en familia y con extrañxs que se vuelven cómplices durante el trayecto. Creemos en el amor propio, en las relaciones románticas estables, en disfrutar los vínculos pasajeros y cuidar los de largo plazo.
Las nómadas nos divertimos, reímos y redefinimos la felicidad constantemente. Sin embargo también nos deprimimos, lloramos y nos cuestionamos frecuentemente.
Las nómadas somos valientes porque tomamos decisiones incluso con miedo, y cuando el temor para seguirnos moviendo aparece…nos encontramos.
*Con dedicatoria especial para todas mis compañeras de viaje.
Por Claudia Gutiérrez Montaño (Klau gtz)