Muchos aún no se deciden entre creer en el destino o llamarle mera casualidad. Yo mientras tanto…vivo entre ambos términos.
Si nos vamos a la RAE, el destino es una fuerza desconocida que obra irresistiblemente sobre los dioses, los hombres (¿las mujeres?) y los sucesos. Por otro lado, la casualidad es una combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar.
La mayoría de las veces que he escuchado sobre el destino, hacen referencia a algo positivo o trascendental, mientras que casualidad se toma como algo con menor importancia, casi irrelevante. Sin embargo, existen 3 formas de manipular el significado de estas palabras:
1. Estado de ánimo impredecible
Si te levantas con el pie izquierdo y tu día está repleto de eventos desafortunados, les llamarás casualidades. En cambio si te despiertas de muy buen humor sólo porque sí (o por un alto nivel de dopamina, oxitocina y serotonina mañanera), y tu día pinta de lo mejor, le llamarás destino.
2. Justificación para cobardes
Generalmente aparece cuando no quieres tomar una decisión, o cuando la tomaste y las cosas no van bien. Entonces le llamarás destino, pues a pesar de que pones de tu parte para que ciertas casualidades ocurran, definitivamente es algo que no está en tus manos, algo que según tú no puedes cambiar.
3. Motivación para valientes
Últimamente ha sido mi favorita, y es divertida porque mágicamente aparecen casualidades que usas a tu favor para escribir tu propio destino. Son detalles que tomas como señales para poder tomar acción con mayor determinación. Encuentras razones lógicas para creer en ello, y digamos que funciona el 80% de las veces para ponerte a prueba a ti mismo.
Total, entre que son casualidades o destino, a veces son necesarios los mini empujones del universo para poder confiar y dejarlo fluir, así que como aceptarlo es el primer paso, pues BIENVENIDO SEA.
Por Claudia Gutiérrez Montaño (Klau gtz)
Chikle y Pega 